Así es la bolsa: lo que un día no quiere nadie, al día siguiente provoca codazos por entrar. Soy de los que piensa que esta exuberante irracionalidad de los mercados (más visible en los plazos cortos) no deja de añadir encanto a este mundillo. Pero también soy de los que piensa que, por encima de los alocados vaivenes del cortoplacismo caprichoso, están las tendencias.
Y, a pesar de lo visto hoy, el Santander sigue siendo un valor bajista que se ha demostrado incapaz para romper al alza ninguna de las resistencias de cierta relevancia que tiene por delante.
El hueco alcista que marcamos con una banda amarilla primero y esas amenazantes puntas de flecha que englobamos en un círculo serán quienes nos digan en un futuro próximo cuánto de irracional hay en la subida de hoy. Seguiremos los acontecimientos.