Viejas polémicas en torno al análisis técnico. Las comparaciones son odiosas, … o no.

Un comentario dejado en el blog este fin de semana, a propósito de nuestro último artículo sobre Gamesa, me trajo a la memoria viejas polémicas, aún no superadas quizá porque siempre fueron mal planteadas.

Cuando a algún inversor no le gusta lo que oye de boca de un analista técnico, siempre suele echar mano de las mismas armas arrojadizas: que si el análisis técnico no es una ciencia, que si George Soros o Amancio Ortega no han mirado un gráfico en su vida, que si Kostolany dijo que las series de precios son una gran mentira, que si …

Dejando a un lado cuestiones sobre las que casi todos estamos de acuerdo, como lo son el que seguramente yo tampoco miraría  demasiado los gráficos si dispusiera de la capacidad inversora de Soros u Ortega, o el que Kostolany viviera la mayor parte de su vida inmerso en unos mercados que poco se parecían a los actuales, por no hablar de su aristocrática displicencia hacia la mayoría de los mortales de baja cuna, el resto de argumentos inciden, en mi opinión, en cuestiones que ningún analista técnico que se precie ha intentado establecer nunca.

El análisis técnico no es una ciencia, es cierto, ni tampoco ha pretendido nunca serlo. El análisis técnico no es otra cosa que un método con el que intentar filtrar toda la información que nos aporta una serie de precios a lo largo del tiempo, a fin de conseguir conclusiones que aplicar en nuestra operativa.

Que se producen errores e incluso distintas interpretaciones a la vista de unos mismos datos, pues también es cierto, como  lo es que  los precios objetivos y las recomendaciones de compra de los analistas fundamentales adolecen asimismo de esos males, en la misma o mayor proporción si cabe.

Conceptos como caro, barato o potencial empresarial son ajenos al análisis técnico. El chartismo sólo fija su mirada en el precio y el volumen considerados a lo largo del tiempo. Nos interesa qué está dispuesto a pagar el mercado en cada momento por un título y cómo ha evolucionado esa disposición en el tiempo, no el valor que determinados ratios dictaminan que debería pagarse. El potencial de una empresa o de un sector determinado nos trae sin cuidado. Si el gráfico dice venta, vendemos; y sólo compraremos cuando el gráfico grite compra.

Como veis, viejas polémicas con los mismos argumentos de siempre. Tanto es así que el hastío hace que procuremos entrar al trapo lo menos posible. Sólo puntuales respuestas a comentarios un tanto ofensivos y petulantes y un artículo como éste de vez en cuando, con eso es más que suficiente.

Y, como chartistas puñeteros que somos, os dejamos con las gráficas de dos empresas del Ibex 35 con un enorme potencial y precios objetivos bastante superiores a los de la cotización. Os adjuntamos, en un alarde de ecuanimidad, las últimas noticias recogidas sobre las mismas, repletas de conceptos fundamentales que valorar. Comparen y actúen como mejor les parezca.

Si alguien denota cierta mala intención en la comparativa, está en lo cierto. No somos imparciales, somos chartistas.

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